Es conocida la función de la música desde hace años como herramienta de sanación, y de hecho la tradición ya marcaba una influencia directa o indirecta de las vibraciones acústicas sobre el organismo, pero no había prueba científica. Los curanderos primitivos, los chamanes y los sanadores del mundo entero sanaban con sus instrumentos y sus cánticos en una frecuencia que hacia revivir a las células de su ostracismo.

Son conocidos los cuencos cantores de los lamas tibetanos y los de cuarzo, como instrumental de Musicoterapia, hasta el punto que en ciertas clínicas de estados Unidos recomiendan el sonido de estos instrumentos para reequilibrar el sistema inmunológico.

Los mantras forman aun hoy día parte de las terapias en la medicina Tibetana. Y en la actualidad se ha descubierto que los bebes cuyas madres escucharon música de los compositores renacentistas como Vivada, Bach, Mozart, y Litz durante el tiempo de la gestación, han obtenido mejores resultados escolares que aquellos a los que no se les aplico la terapia.

La vocalización con una cadencia armónica determinada produce una vibración en el cuerpo. Solo hay que hacer la prueba. Repitamos sonidos como OM HA HUM de forma prolongada en una nota musical determinada, apoyemos la palma de la mano en el estomago, y sentiremos la vibración del sonido en nuestro cuerpo, como si tuviera una sutil diapason viubrante.

Estos datos no son afirmaciones más o menos fantasiosas de los defensores de la nueva medicina quántica, sino que la ciencia ha hecho su gran aportación tecnológica, mediante la medición a través de ecografías y fonendoscopios en madres que escuchaban distintos tipos de música. Los resultados de las mediciones detectaron que la música clásica producía movimientos lentos del niño y ninguna alteración de sus constantes cerebrales y circulatorias, mientras que la música rock provocaba movimientos nerviosos y aumentos de su frecuencia cardíaca. Eso no significa que la música rock sea perjudicial y la clásica beneficiosa, sino simplemente que modifica el comportamiento por lo que si se aplica adecuadamente será un instrumento sanador para recuperar la vibración perdida con la enfermedad.